El Tratado de Bucareli fue firmado por Álvaro Obregón el 13 de agosto de 1923. Con él se llegó, esencialmente, a los siguientes acuerdos:
Las propiedades agrícolas expropiadas a estadounidenses se pagarían con bonos, si no eran mayores a 1,755 hectáreas. Las propiedades que rebasaran dicha extensión su pago sería de inmediato y al contado
Se integraría una comisión que se encargaría de revisar las reclamaciones pendientes a partir de 1868; las reclamaciones originadas por la Revolución se resolverían aparte.
Con relación al petróleo, el artículo 27 no era retroactivo para los norteamericanos que habían adquiridos sus concesiones antes de 1917, lo que les permitía seguir explotando libremente el hidrocarburo.
A pesar de lo anterior, el Tratado de Bucareli careció de validez legal porque no estuvo sujeto a la aprobación de los Congresos de los dos países firmantes, quedando en un “acuerdo de caballeros”, que comprometía únicamente al gobierno del presidente Álvaro Obregón pero no a sus sucesores.
Sin embargo, el gobierno de Obregón fue reconocido por el gobierno de Estados Unidos.
El texto del tratado fue publicado en el Diario Oficial de la Federación, México, D. F., 26 de febrero de 1924.